martes, 23 de enero de 2007

Ausencia. ¿Presencia?


Sensacion extraña, la de pensar que lo mejor que le puede pasar al futbol es que un banco de suplentes este ocupado por Marcelo Bielsa; y por otro lado tener la certeza de que es lejos del futbol, y mas del de estos dias, donde tiene que estar un tecnico con sus caracteristicas, no solo deportivas claro esta.
La dualidad de este pensamiento, esta intrinsecamente relacionada con la calidad del juego y con la calidad de los espectadores, dentro de los que me incluyo. Asistimos, y esto no es ninguna novedad, a un desvalorizacion, valga la redundancia de los valores. No sirve ya competir, solo sirve ganar. No importan los medios, importa solo el fin, solo el exito. El temor es confundido con la inteligencia, y la audacia catalogada de peligrosa, de inconveniente. Se reinvidica a los Merlo, a los Ruggeri, a los Miembro, a los Closs, etc, etc, y etc. Si, la lista es interminable.
Quizas este equivocado, y Marcelo Bielsa, no este ausente, no este lejos de los bancos de suplentes. Quizas este presente, en la cabeza de los grandes entrenadores, que estan esperando que las cosas cambien, para por fin, demostrarnos todo lo que tienen para dar.

martes, 16 de enero de 2007

Honestidad. Capacidad. Convicciones

Texto publicado por Enrique Gastaña

Marcelo Bielsa es convicción. Lo demuestra en cada uno de sus actos. Ahora, por ejemplo, renovándole la confianza a varios de los futbolistas que no le respondieron con la pelota en el Mundial...
Marcelo Bielsa es capacidad. Pese a matices cuestionables sobre un cambio, una convocatoria o un esquema, lo avalan sus antecedentes y los testimonios de la mayoría de sus dirigidos on y off the record...
Marcelo Bielsa es honestidad. No duda en contestarle a su jefe, a Julio Grondona, en forma pública si la ocasión lo exige. Evita los contactos con empresarios: en su gestión no hubo una mínima duda sobre la citación de un jugador que pudiera acarrearle beneficios económicos a futuro. Incomoda no entregando entrevistas individuales a la prensa, pero elige ese método para dispensarle un trato igualitario a todos...
¿Cuántos personajes como Bielsa se encuentran en un fútbol argentino resultadista y utilitario? ¿Cuántos engloban convicción, capacidad y honestidad?...
Vale discutir a Bielsa, claro. Todas las miradas son aceptables. Y enriquece comparar y debatir la rigidez de su sistema o a tal o cual futbolista. Lo que no sirve es vapulearlo.
Más allá de que fue un mazazo la eliminación en primera ronda del Mundial, y más allá de que son respetables todas las expresiones populares, los silbidos en La Plata, en el Argentina-Uruguay, parecieron demasiado castigo para alguien que como técnico apostaba, apuesta y apostará a equipos y a jugadores con esencia ofensiva. Ahora, por ejemplo, basta con repasar las formaciones que encierra en su cabeza para Eliminatorias y Preolímpico.
Aunque no sea carismático, y por más que haya perdido un objetivo preciado, hay un hombre y un entrenador en el mismo envase que buscan una revancha con convicción, capacidad y honestidad. El Combo Bielsa es para no despreciar.
La observación externa está mucho más dirigida a los logros y no al juego del equipo. Lo que uno tiene absolutamente claro es que lo que te exime es la victoria y lo que te condena es la derrota", analizó.
Según Bielsa, "el camino más conveniente es hacer lo que uno cree que lo aleja de la derrota y lo acerca a la victoria. Y es imposible que las decisiones que uno tome satisfagan los reclamos, porque son diversos y antagónicos entre sí".
"el periodismo es el elemento educativo central que tiene la sociedad contemporánea".
"La influencia del mensaje periodístico sobre la capacidad de la gente es absoluta -prosiguió-, sobre todo cuanto más ignorante es la gente, cuanto menos capacidad tiene de discriminar entre lo que está bien y lo que está mal".
Señaló Buelsa que "por eso, objetivamente, no importa lo que yo opine. La incidencia del mensaje periodístico sobre la capacidad de la gente para interpretar el juego es un área específicamente de la profesión a la que usted pertenece y sobre la que yo tengo poquísimas posibilidades de intervención".
"Yo lo que veo es que lo único que se valora es el resultado, eso está claro -añadió-. Y me adapto a eso. Si eso me pareciera bien o mal, después la pretensión sería cómo hace uno para obrar sobre eso y lograr que suceda como uno cree que es mejor. Pero como esa es una posibilidad que no tengo, por una cuestión de practicidad elijo no revisar el tema".
También apuntó el seleccionador que "siempre me genera una sensación extraña cuando me plantean ese tema desde la profesión que usted hace, ¿me entiende?, que es quién sí tiene todas las posibilidades de distinguir y obrar sobre la gente para mejorarle la capacidad de valorar el juego más allá del resultado".
"Los elogios se confirman con las posiciones finales, entonces no sería prudente que valoráramos ningún elogio si todavía no ha terminado la competencia y no sabemos en qué posición vamos a finalizar", concluyó.
Siempre me gustó Marcelo Bielsa. Podrá tener mil fracasos, pero todo finalizará en un inevitable triunfo. El éxito es el fin del camino, la cumbre de la experiencia de los luchadores. El esfuerzo logra maravillas. Pero quien lo toma como filosofía de vida, no concluye su tarea cuando es exitoso. Se reciclará. Se comerá a si mismo. Provocará nuevos fracasos, nuevos éxitos y luego más y mejores fracasos y éxitos. Es la rutina de la aventura. Pero se hará inalcanzable para el común de los mortales. Mi amigo, mientras, lo mirará en la televisión (criticándolo seguramente) y reflejará su pereza en la pantalla. La pereza es la madre de todas las pobrezas. Con conquistadores protestantes, lo de mi amigo sería menos habitual. Ya lo decía Max Weber. Y sino, observen el medallero olímpico.

domingo, 14 de enero de 2007

Fútbol dorado


El fútbol jugado por la selección del Loco se destacó siempre por mantenes el espiritu deportivo, la ética y la actitud ofensiva. Tanto en la derrota como en la victoria. Sin embargo en Atenas 2004 se sum´p la belleza, y el fútbol argentino volvió a vivir obteniendo la única victuria que la faltaba y recuperando la imágen tristemente dañada por años de técnicos mediocres y tramposos. Aqui va un rejunte da material para no perder la memoria.

Publicado por La Nación digital el 28 de agosto de 2004
La Argentina venció a Paraguay por 1 a 0 y se quedó con la medalla de oro, logro que no conseguía desde los Juegos de Helsinki en 1952; el equipo albiceleste se tomó revancha de las finales perdidas en Amsterdam de 1928 y Atlanta 96
Además: Tevez: "Merecíamos el oro"

Cita con la historia. La Argentina venció a Paraguay en la final del fútbol olímpica, rompió con un maleficio de 52 años sin conseguir una medalla de oro y se tomó revancha de la derrota en el partido decisivo con Nigeria en Atlanta en 1996.
Desquite II. Además de superar el trago amargo de las caídas en los partidos por el oro en los Juegos de Amsterdam en 1928 (frente a Uruguay) y Atlanta ´96, el combinado nacional obtuvo el único logro que le falta a Brasil. De esta manera vengó el traspié de la Copa América por penales.
Campeón de punta a punta. El equipo de Bielsa fue el mejor del certamen del primer partido al último. Los números reflejan la superioridad: ganó todos sus compromisos, convirtió 17 goles y no recibió ninguno.
Tuvo a la gran figura y al goleador. Carlos Tevez hizo su torneo soñado. Fue por lejos el mejor jugador y además finalizó como el máximo artillero con ocho conquistas. En la final de hoy logró el único tanto luego de una escapada de Fabricio Coloccini, que abrió para Mauro Rosales. El jugador de Newell´s envió el centro y el Apache conectó de derecha anticipándose al arquero.
La final. La Argentina fue un justo ganador del partido decisivo. Demostró supremacía, manejó el encuentro y pudo haber convertido más goles. El conjunto guaraní, que abusó del juego brusco, terminó con dos expulsiones y fue impotente ante la superioridad albiceleste.
El árbitro. La tarea del juez griego Kyros Vassaras fue muy pobre. Fue permisivo y se equivocó en fallos clarísimos. Debió expulsar a Gamarra en el primer tiempo por un evidente codazo.
El podio. Paraguay se quedó con la medalla de plata, primera olímpica del país en su historia, mientras que el bronce fue para Italia, que derrotó ayer en el partido por el tercer y cuarto puesto a Irak.
Sin autocrítica. "Lastimosamente el árbitro no estuvo a la altura de esta final. Nos llenó de tarjetas amarillas, nos expulsó, y ellos (los argentinos) pegaron también casi igual, a la par, y muy pocas amarillas salieron para ellos", dijo el DT paraguayo Carlos Jara.

Síntesis

1. Argentina: Germán Lux, Fabricio Coloccini, Roberto Ayala, Gabriel Heinze, Luis González, Javier Mascherano, Kily González, Andrés D´Alessandro, Carlos Tevez, Mauro Rosales y César Delgado (m.76, Clemente Rodríguez).

0. Paraguay: Diego Barreto, Emilio Martínez, Carlos Gamarra, Julio Manzur, Celso Esquivel (m.76, Julio González), Aureliano Torres, Edgar Barreto (m.71, Ernesto Cristaldo), Julio Enciso (m.62, Osvaldo Díaz), Diego Figueredo, Pablo Giménez y Fredy Bareiro.

Gol: 1-0, m.18, Tevez.

Arbitro: Kyros Vassaras (GRE), asistido por Philip Sharp (ENG) y Martin Cryans (SCO). Amonestados: Gamarra, Manzur, Kily González, Figueredo, Torres y Julio González,

Expulsados: Martínez (m.66), por agresión a D´Alessandro, y Figueredo (m.82) por doble amonestación.

Incidencias: Partido final del torneo de fútbol de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 disputado en el Estadio Olímpico de la capital griega ante 41.116 espectadores.



Fútbol olímpico.

El entrenador como persona seleccionada


Por Juan Sasturain (Página 12, 15 de septiembre de 2004Hace unos años, Alejandro Dolina, encolumnado en una tradición de detectores de pérdidas irreparables que viene de Oscar Wilde y Mark Twain, escribió con su habitual perspicacia y obvia melancolía acerca de la decadencia en el arte de renunciar. Ayer, seguro que el Negro habrá escuchado con atención los fundamentos de Marcelo Bielsa a la hora –eran las ocho en punto de la noche– de explicar su renuncia al puesto de entrenador de la Selección. Y me animo a suponer también que se habrá sentido, como muchos, reconfortado. No por el qué –que se fuera– sino por el cómo: la manera. Porque no sólo se ha perdido el valor intrínseco del gesto mismo de renunciar –hoy nadie deja nada– sino que, incluso, no se concibe la renuncia sino como resultado de previo apriete u oportunidad de ajuste de cuentas. Más allá de que la suspicacia es la más mediocre de las formas del escepticismo argentino, algunos creemos que nada de eso pasó ni se ocultó ayer: ni resentimiento ni encendido del ventilador. No “da un paso al costado” antes de que las presiones lo tiren a la banquina; no “se aleja” porque “no se dieron los resultados”. No. Dolinianamente, un Bielsa ganador renuncia cuando siente que no puede estar a la altura de su propia exigencia. Y describe la carencia en términos vitales (falta de energía) pero formula la decisión en términos éticos: “Cuando eso pasa, no es decente insistir”. Qué palabra rara en televisión. El irreprochable pelado Dante Panzeri decía en los sesenta –y qué diría hoy– que al fútbol argentino le faltaban tres cosas: dirigentes, decencia y wines. Pareciera que con Bielsa –en el ciclo Bielsa, que incluye su renuncia, no la deja afuera sino le sirve de moño– ha habido wines y decencia. De los dirigentes, parafraseando el tango, mejor no hay que hablar. Bielsa no habló de ellos en general, excepto para afirmar enfáticamente que nunca lo sería; pero si Grondona es el arquetipo, modelo acabado, el renunciante recortó el espacio privilegiado en que lo salvaba: “El me renovó después del Mundial: ese gesto de confianza es más importante que cualquier otra cosa”. Un caballero piensa así. Y necesita que le crean que es así.Un caballero que en un principio vapuleado, tras matar al dragón y en el momento de encarar la segunda salida y rescatar a la princesa, se baja del caballo, explica que otro podrá hacerlo, que él ya no. ¿En qué se le fue la energía? En la pelea, claro. ¿Contra quién? Contra todo tipo de monstruos y miserables que no le llegan a los talones, se puede suponer. Pero sobre todo –o acaso únicamente– contra sí mismo, contra la demanda interior de perfección. Está “loco”, claro. El caballero lo está, tiene su código y a él se debe: ha de ser valiente, pero sobre todo noble, sincero y creíble. El mejor. Podrá dejar dudas respecto de su eficacia, pero no de su valentía ni de su honestidad. Es un papel agotador en este mundo de mierda.Bielsa renuncia cuando siente que ha llegado a un punto de tensión máxima –intolerable para su autoexigencia– y puede salir sin sentirse defraudado de sí ni defraudar a los demás. Cae moralmente parado y entero, y desde esa plenitud puede ser amplio, incluso hasta la mentira generosa.En fin. Renunció Bielsa y a las ocho de la noche se sentó a dar sus razones por la tele. Fue una ceremonia extraña, un programa inusual. Pocas veces el rating habrá acompañado tanto una propuesta tan poco atractiva en términos del repugnante marketing televisivo. Un hombre se empeñó durante hora y media en explicar que creía ser y le importaba ser una buena persona

lunes, 8 de enero de 2007

El silencio es salud


Cuando lo valorado, es el fin y no los medios.

No se puede negar que lo ocurrido en el Mundial Corea-Japón 2002 fue un episodio triste, de hecho Marcelo Bielsa dijo que: “la palabra fracaso es la que define la actuación de su equipo en el Campeonato del Mundo”, pero…….en un país cargado de exitismo, de mediocridad, de soberbia, de ignorancia futbolísticamente hablando, esto alcanzo dimensiones tan grandes como injustas.No se valoro jamás, la dignidad, la humildad, la ética, el respeto y la responsabilidad con la que trabajo Marcelo Bielsa durante los 6 años que estuvo al frente de la Selección Argentina de Fútbol. Actitudes, todas, que se vieron reflejadas en el terreno de juego, en cada partido que la Selección jugo ya sea en tierras propias como ajenas. Si algo logro Marcelo Bielsa, es que la Selección Argentina sea respetada en el mundo, por su juego y su actitud en el verde césped. Y el hecho que lo confirma, es que llegamos a ese Mundial como no habíamos llegado a ninguno en años, como candidatos. ¿Puede ser candidato un equipo que juega mal?. ¿Puede ser un desastre una selección que supera las eliminatorias con la facilidad con la que lo logro la de Marcelo Bielsa?. No hay dudas que las respuestas son un No rotundo.La Selección Argentina quedo eliminada, ubicando la tercera posición de su grupo, la misma en las que se ubicaron las selecciones del 90 y del 94, pasando a octavos porque el reglamento así lo quiso o disponía, elija la palabra que considere mas apropiada. Con algunas diferencias que resultan favorables incluso a la selección a la que muchos le siguen colgando el rotulo de fracasada. Los rivales en el 90 fueron: el poderosísimo Camerún con el que se perdió!!!, a Rusia se le gano pero la mano de Dios estuvo presente, por ultimo se empato con la difícil Rumania, y este es uno de los mejores ejemplos de cómo los resultados evaden la realidad, la objetividad. Llegamos a una final y lo único que se recuerda son penales!. En el 94, le ganamos a la ¿debutante? Grecia, vencimos a Nigeria y finalmente perdimos con Bulgaria. No hay dudas que lo de Maradona influyo. Pero el técnico que ya no contaba con Maradona, no pudo lograr superar la situación y perdió con Rumania, entonces, que Maradona es importante no es ninguna novedad, pero si con su ausencia se hace todo mas difícil, entonces Bielsa corrió con esa desventaja y la diferencia fue solo la del reglamento, y claro esta la de los rivales (Inglaterra, Nigeria y Suecia). La hidalguía y la dignidad se reflejan en declaraciones como esta: "Parece que como perdimos no tenemos más derecho a nada. Yo tuve la suerte de que me renovaran el contrato, lo agradezco, lo celebro y lo valoro. Es el mayor éxito de mi carrera deportiva. Es un reconocimiento en el fracaso". "Acepto que soy el responsable (de la eliminación mundialista) pero no soy un inútil". Ese es el rotulo que le pusieron los mediocres cipayos del periodismo, por su negativa a darles entrevistas exclusivas, pretendiendo lograr la igualdad de condiciones para todos.Marcelo Bielsa, fue, es y será un ejemplo de coherencia, de responsabilidad y de lucha, silenciosa, sin artificios y con simpleza que es como se debe afrontar todo en la vida.

domingo, 7 de enero de 2007

La hora de los imbéciles


Texto leído por Víctor Hugo Morales en su progama radial "Competencias"

'No todo triunfo es el mismo triunfo' declaraba hace pocos días Rafael Bielsa argumentando que las victorias basadas en el mérito, la honradez y la sabiduría son más valiosas que las de los cancheros, los tramposos y los piolas. Asimismo, creo que podría afirmarse que no toda derrota es la misma derrota. Si eso no fuera así, estas líneas no tendrían sentido alguno.
La era de Marcelo Bielsa en el Seleccionado se cerró hoy con un angustiosoempate ante Suecia y si de resultados se trata, no quedará margen para dudar de que esta actuación mundialista fue definitivamente fallida. Pero si nos despertaran interés las diversas lecturas que sobre la actuación pueden establecerse, entonces sería mejor diferenciarnos bien.
Hoy es un mal día para cualquier futbolero promedio argentino. Pero mientras para algunos es una jornada rabiosa, de furia, bronca o decepción; para mí (y espero que para muchos) es un día de tristeza. Quisiera ser preciso en esta diferencia. El sentirse triste (pero no furioso) ante una
caída deportiva remite no solo al sentimiento de pertenencia que un equipo pudiera despertar (en definitiva somos todos futboleros y argentinos); sino además a la identificación absoluta con ese grupo representativo, sus conceptos de base, sus procedimientos, sus métodos para llegar al triunfo.
Quienes hoy traslucen fastidio mas no tristeza, son aquellos que no aceptaron a Bielsa desde el primer día o quienes imaginan tener una estatura tal como para sentirse más sabios que él; y mañana, con el mal humor extinguido, se sentirán acreedores de revancha o dignos del índice
acusador. Clavarán el puñal, escondido a base de triunfos irreprochables, no sólo por contundentes o numerosos; también por lúcidos y merecidos.
Aquellos agazapados Imbéciles de siempre, tienen hoy su día de gloria. La palabra Fracaso se anunciará a grandes letras negras y asumirán que el reclamo de explicaciones les es legítimo y propio. De nada les servirá saber (porque lo saben) que el grupo de rivales era el más difícil, debido a un sorteo endemoniado y que por otra parte, cada una de sus tres actuaciones mereció ampliamente mejor recompensa que la obtenida. Aún sin jugar en el gran nivel, este equipo debió ganar su zona por sobre la levedad nigeriana, la cobardía inglesa o la mezquindad sueca. Además, para sumar infortunio al ya citado, las reglas de este Mundial no permiten seguir en carrera a los mejores terceros, beneficio que no se recuerda demasiado de 1990 (con final incluida) y 1994.
Pero una vez esfumada la Selección de Bielsa, sus preceptos y sus valores; 'Ellos' reasumirán el poder y ahí sí, Dios nos ayude. Volverá de los cajones polvorientos y olvidados 'la Nuestra'. Ésa que este equipo había redefinido y modernizado aunque los Imbéciles necesitaron sentenciarla como ajena. Y así, nuestros jugadores retomarán el ritmo adormecido, los quejidos perpetuos, las avivadas orgullosas (características que presuponen identidad criolla para estos idiotas); y se crucificarán la velocidad del Piojo, el 'barullo' de Sorín y el pelotazo 'europeizante' de Verón. Y no
intentarán recordar la vocación ofensiva irrenunciable o la apuesta (ilimitada hasta lo insensato) por la gambeta de Ortega o el pulso firme para cambiar al Verón-símbolo por el Aimar-juvenil cuando fue necesario.
La honestidad intelectual de Marcelo Bielsa quedará hecha añicos y no tardarán en postularse viejos caudillos de Selección o autoproclamados ganadores; en cualquier caso, desdeñadores de la notable obsesión por el conocimiento como el rosarino. Los informadores de bajo vuelo recuperarán las ganas de conferencias de prensa, en donde el protagonista no recurra a esa fastidiosa costumbre de pensar antes de responder. Si algo de cordura queda en los bolsillos, quizás nos salvemos a través de un Carlos Bianchi para que esta derrota no sea tan grande.
De todas formas, esta derrota no es cualquier derrota. Hoy perdió la construcción seria y minuciosa de una evolución en nuestro fútbol. De ahí, la tristeza mayúscula. Por ello, en un fútbol gobernado por miserables y habitado hoy nuevamente por los Imbéciles reubicados, me parece natural (y hasta deseable) la ausencia del Relator de mi generación. La voz que me contó el gol de Diego a los ingleses no merecía instalarse en esta inmensa derrota (del saber antes que del juego) tanto como no merecía la Selección de Bielsa este destino.
Pero bien estará que si el Juego Sagrado nos niega la gloria y la despilfarra en provecho de los eternos Imbéciles o los oportunos mezquinos, sea excluido como un impertinente aquel que es considerado Loco. Y tras su partida, que la puerta quede abierta. Yo quiero irme también.

Gustavo Ariel Chialvo.